Es posible que estés pensado en aprender a practicar mindfulness. Si es así, es porque habrás oído hablar de una técnica que está de moda y que se menciona con frecuencia. Sin embargo, no todo el mundo tiene claro de qué se trata en realidad. De hecho, en ocasiones se confunde con la meditación. ¿Es lo mismo? En las siguientes líneas intentaremos que encuentres la respuesta.
¿Qué debes saber antes de aprender a practicar mindfulness?
Antes de aprender a practicar mindfulness, debes saber que para los expertos es una forma de vida. Se trata de vivir el hoy siendo consciente de todas las experiencias que se viven, sintiendo interés por ellas, despertando tu curiosidad y sobre todo aceptando que son tal y como se perciben. Aunque no es lo mismo que la meditación, sí hay momentos en los que se practica.
El término Mindfulness es la traducción de la palabra original, Sati, que viene de un idioma que ya ha desaparecido. En español no se ha encontrado un término que tenga el mismo significado que Sati y se suelen utilizar estos:
- Atención plena.
- Presencia plena.
- Presencia mental.
- Conciencia abierta.
- Plena Conciencia.
De todas ellos, se suele optar por el primero o directamente por la palabra inglesa Mindfulness.
Volviendo a la palabra original, Sati viene de un verbo que quiere decir rememorar o recordar. Pretende que se tenga claro que se vive en el presente, a pesar de los recuerdos. Trata de que cuando viajas mentalmente hacia atrás o hacia delante, te traiga de nuevo al ahora.
Aunque es una práctica que en un principio tuvo un origen religioso, en la actualidad está desvinculada por completo de cualquier religión. Se centra en mejorar la vida de quien realiza mindfulness desde distintos ángulos.
¿Cuáles son los beneficios del mindfulness?
El mindfulness busca que la persona conecte con ella misma, tanto con su cuerpo como con su mente e incluso con sus emociones. Se quiere acercar al individuo a sus tres pilares más importantes.
Además, cuando se descubre la conexión entre los pensamientos y las emociones, es más sencillo controlar tu mente y no dejar que se desborden los sentimientos en determinadas circunstancias.
Se trata de verte a ti mismo desde fuera. Como si fueras otra persona. Empiezas a reflexionar en cómo eres, en todo lo que te está pasando y también en lo que tienes a tu alrededor. Así puedes saber mejor lo que piensas y sientes. Si no están en equilibrio, puedes trabajar para que lo estén.
Si te parecen pocas las ventajas que hemos mencionado hasta ahora, queremos mostrarte estas otras que también debes tener en cuenta:
- Beneficia la salud física.
- Ayuda a tener un estado mental más tranquilo.
- Contribuye a que los niños aprendan a autocontrolarse.
- Permite que las personas que luchan contra una enfermedad lo hagan desde la calma.
- Reduce el estrés y la ansiedad.
- Contribuye a mejorar la concentración.
- Estimula la memoria.
- Minimiza el dolor.
- Es una herramienta para luchar contra los pensamientos intrusivos, que son esas ideas que se anclan en la mente de las personas y que no las dejan avanzar.
¿Cómo se aprende a practicar mindfulness?
Lo cierto es que si quieres aprender mindfulness tienes muchas opciones a tu alcance. Algunas personas se inician por medio de libros. Es un primer acercamiento que te puede aportar mucho conocimiento sobre esta práctica.
También en Internet encontrarás un gran número de tutoriales. Te mostrarán muchas de las claves te esta técnica. Puede ser otra de las maneras de comenzar a conocer mejor el mindfulness.
Sin embargo, los expertos te recomendarán que acudas a un profesional que te guíe en el camino. Te enseñará cómo alcanzar tus objetivos en menos tiempo y cómo hacerlo de la manera adecuada.
Aunque será un profesional el que mejor te pueda guiar, queremos darte algunas pinceladas. El Mindfulness mezcla técnicas de otras prácticas, por ejemplo, de la meditación o del yoga. No obstante, su objetivo como hemos comentado es alcanzar un estado de plenitud física, mental y emocional.
Además, se intenta que la conciencia no juzgue ni las sensaciones ni los sentimientos ni los pensamientos. No es un proceso rápido, pero sí se consigue con el paso del tiempo.
Se suele empezar con unos minutos al día, en el momento en el que menos distracciones tengas y estés más relajado. Después, se irá aumentando el tiempo hasta llegar a una media hora diaria.
Básicamente se trata de concentrarse en la respiración y en permitir que el oxígeno al salir de tu cuerpo se lleve todas las emociones negativas y también esos pensamientos que las originan. Además, no hay que juzgarlos mientras salen de ti.
Aprender a practicar mindfulness lleva tiempo, pero ahora ya conoces algunos pasos básicos que debes dar. No olvides que es una estilo de vida y que debes decidir si quieres que sea el tuyo también.