Hoy en día parece que las prisas se han adueñado de nuestra rutina. El trabajo, los plazos, las largas jornadas laborales, el día a día con niños, la tecnología y la dependencia que genera, pero, sobre todo, el querer llegar a todo, hace que vayamos siempre con prisas, sobrecargados y sin tiempo para descansar. Todo ello se manifiesta en estrés y ansiedad.
Combatirlo y mantenerlo a raya no es sencillo. Pero, si conocemos los síntomas del estrés y qué lo provoca, es más fácil advertir el problema. También ponerle solución cuanto antes. Por eso, en este post hoy repasamos las causas del estrés más comunes, así como algunos síntomas del estrés que seguro no conoces, como, por ejemplo:
- Problemas de piel: eccemas, rojeces, granitos…
- Dolor de cabeza y pequeños fallos de memoria.
- Insatisfacción.
- Dolor físico: de estómago, de cabeza, de cervicales, de mandíbula…
- Más propensión a resfriarse y un sistema inmunitario débil.
¿Qué provoca el estrés?
Las causas del estrés pueden ser muchas y variadas. Desde el estrés provocado por las situaciones laborales, como, por ejemplo, los plazos de entrega, la falta de recursos, el no cumplimiento de aspiraciones, el mal ambiente de trabajo… Pero también puede surgir en casa como resultado de las rutinas, de las responsabilidades familiares, de la excesiva dependencia en las nuevas tecnologías y conectividad, etc.
Pero el estrés no es malo por sí solo. Según los expertos, se trata de una respuesta natural que genera nuestra mente y nuestro cuerpo cuando se encuentra con barreras o dificultades que debe superar. Así, una situación que interpretamos como estresante, activa nuestro sistema nervioso y lo llena de energía. El objetivo es poder superar con éxito el problema y minimizar los efectos negativos que esa situación estresante pueda tener en el individuo. Este “estrés bueno” se llama eustrés y provoca que estemos en un grado de activación óptimo para estar alerta y reaccionar a las demandas del entorno. Por lo tanto, influye de manera positiva en el rendimiento. Sin embargo, es este estado de tensión prolongado en el tiempo y sus efectos los que sí son perjudiciales para nuestra salud física y mental.
Síntomas del estrés, ¿los tienes todos bajo control?
La ansiedad, la aceleración del envejecimiento, el mal humor o el insomnio son algunos de los síntomas del estrés más reconocidos. Sin embargo, existen muchos otros más curiosos y menos identificables. Si quieres saber cómo te avisa tu cuerpo, ¡sigue leyendo!
1. Tu piel lo nota
No es extraño que, con el estrés aparezcan eccemas, urticarias, pequeñas zonas de granitos o de rojeces. El motivo es que el estrés genera adrenalina y otras sustancias químicas como la histamina que provocan que nuestro cuerpo genere más grasa, con lo que la piel no transpira tan bien como debería y los poros se obstruyen. Pero, al mismo tiempo y conforme avanza la edad, otro síntoma del estrés en la piel es que la misma no se hidrata tan bien como debería por lo que aparecen más arrugas y también sequedad. Así que, si notas que tu piel empieza a resentirse, ¡reduce tu ritmo!
2. Dolor de cabeza y fallos de memoria
¿Te ha pasado que después de una semana frenética y justo cuando llega el fin de semana, tus planes se ven truncados por la migraña? Pues el motivo, apuntan los expertos a que puede ser el estrés. Y es que, después de un ritmo de actividad muy intenso y de pocas horas de sueño, el cambio brusco de rutina puede manifestarse con dolores de cabeza. A ello también puede colaborar la reducción de nuestra dosis de cafeína durante el fin de semana o el dormir más de lo normal.
Por otro lado, otro de los síntomas del estrés poco conocidos son los fallos de memoria. No recordamos si hemos tenido o no una determinada conversación, dudamos de si hemos enviado ese email tan urgente y puede ser que no sepas dónde has puesto algunas cosas. Todo esto pasa porque el estrés genera cortisol y la presencia de esta sustancia en niveles elevados puede provocar pequeños fallos en nuestra memoria a corto plazo.
3. No te sientes bien contigo mismo
Piensas que nada te sale bien, no te ves del todo atractivo en el espejo, notas que el día no te rinde, que tienes problemas para concentrarte, comes más o menos de lo habitual… En definitiva, no te sientes tan a gusto contigo mismo como hace unos meses. Estos síntomas del estrés pueden pasar casi desapercibidos, pero en general se manifiestan en un estado de desazón del que es difícil salir. Para ello, nada mejor que escapar de la rutina y dejarse llevar. ¡Compruébalo!
4. Te duele (casi) todo
Los síntomas del estrés también se manifiestan de la forma más básica y sencilla posible: con el dolor. Sin embargo, esto no evita que, pese a que sea sencillo identificarlo, pasen desapercibidos. De este modo, es habitual el dolor de mandíbulas o encías resultado de apretar la mandíbula o de rechinar los dientes, incluso cuando estamos dormidos, como forma de liberar presión. También es habitual el dolor de cuello y de cervicales. Es resultado de estar en tensión la mayor parte del día, de forzar posiciones delante del ordenador, de las largas reuniones de trabajo, las esperas, etc.
El estómago es otra de las partes más sensibles al estrés. La razón es que la zona abdominal es una de las partes de nuestro cuerpo en la que más terminaciones nerviosas hay. Por eso, cuando se activa el sistema nervioso, no suele ser extraño encontrarnos con dolores abdominales o malestar. Acidez, intolerancias, trastornos digestivos… son algunos síntomas más específicos.
5. Te sientes débil y te resfrías más
¿Quién no ha tenido un compañero que casi siempre está resfriado? Pues esto también podría ser un síntoma del estrés. Con la ansiedad el sistema inmune puede verse comprometido. Por ello, también puede que, si padeces estrés, te caiga el pelo más de lo habitual o te sientas débil y cansado pero no cuando estás trabajando, sino cuando paras o cuando acaba tu jornada laboral. No obstante, pese al cansancio, ese estado de alerta y tensión que hemos soportado a lo largo de todo el día puede también manifestarse en insomnio y perjudicar a la calidad del sueño. Pues los nervios nos impiden alcanzar ese estado de relajación.
Y, ¿cómo puedo recuperarme de los síntomas del estrés?
Lo mejor para combatir las causas del estrés y luchar contra sus síntomas es escapar de la rutina. No tengas miedo a hacer algo diferente y evádete. Una escapada, una tarde diferente, una excursión… Cualquier actividad que rompa con la rutina y con el día a día es perfecta para desconectar y relajarse. ¡No dudes en probarlo!
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